El mantenimiento de la presión arterial dentro de los valores normales es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro sistema cardiovascular y, en general, de todo nuestro organismo. Recordemos que la tensión hace referencia a la presión que ejerce la sangre sobre las arterias en dos de sus movimientos: durante la sístole ventricular, que es cuando se produce la salida de la sangre desde los ventrículos del corazón hacia las arterias aorta y pulmonar; y durante la diástole general del corazón. El primero hace referencia a la “alta” y el segundo a la “baja”.
Los valores óptimos de tensión arterial están en 120 mmHg de alta (12) y 80 mmHg de baja (8), pero se consideran valores normales por debajo de 14 de alta y 9 de baja. El envejecimiento provoca pérdida de elasticidad de nuestras arterias, por lo que con la edad suelen aumentarse los valores de presión arterial. También se puede elevar por la toma de ciertos medicamentos, como los antiinflamatorios, o como consecuencia de otras patologías.
Es importante para gozar de una buena salud el mantener la tensión bajo control. Una de las enfermedades con mayor incidencia entre la población adulta es la hipertensión, con graves consecuencias en nuestro estado de salud general. Una forma sencilla de evaluar si está dentro de los valores normales es tomarnos la tensión periódicamente en nuestra farmacia de confianza.
¿Cómo podemos mantener nuestra tensión dentro de valores normales y óptimos?
- LLevando una dieta saludable. Nuestra dieta debe ser variada y rica en verduras, frutas y legumbres. Reducir o eliminar la ingesta de grasas animales o grasas vegetales saturadas, como las presentes en ultraprocesados y bollería industrial. Disminuir el consumo de azúcar libre, alimentos que contengan excitantes (cafeína o teína, o bebidas energéticas).
- Realizando ejercicio diario de forma moderada. El ejercicio tiene varias acciones positivas sobre la tensión. Por un lado mejorará nuestro sistema cardiovascular y la circulación sanguínea; por otro lado tiene un efecto positivo en la metabolización de nutrientes; y por último, ayuda a disminuir el estrés.
- Eliminando el alcohol y el tabaco. Está demostrado el efecto negativo del tabaco y el alcohol sobre nuestro sistema cardiovascular y en concreto su efecto sobre los vasos sanguíneos (no olvidemos que para que no suba la tensión es necesario mantener la elasticidad de estos).
- Eliminando o disminuyendo el estrés. Aunque puede resultar difícil, si empezamos a llevar una vida saludable en cuanto a alimentación y ejercicio, veremos que también nos ayuda a llevar una vida más calmada. Para momentos puntuales de estrés también podemos tomar preparados e infusiones de venta en farmacias para relajarnos.
En ocasiones, debido al mantenimiento de unos valores de tensión excesivamente altos no controlables con nuestro hábitos de vida, también puede ser necesario medicación específica para la hipertensión. Si siempre somos muy insistentes con que no nos automediquemos, con las pastillas de la tensión lo somos aún más. Debemos seguir siempre la dosis y la pauta que nos marque nuestro médico. Si tenemos dudas sobre esta medicación podemos consultar a nuestro farmacéutico.
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