La dermatitis atópica, también conocida de forma popular como eccema, se trata de una enfermedad inflamatoria de la piel. Esta afección dermatológica no es contagiosa y puede aparecer por diversas causas siendo el componente genético uno de los factores determinantes. La probabilidad de padecer dermatitis atópica incrementa entre en 50-70% en el caso de que existan antecedentes familiares. Factores externos como el polen, ácaros, polvo, contaminación y el consumo de ciertos alimentos también pueden influir en la aparición de la enfermedad o en la intensidad de los síntomas. Además, factores emocionales como el estrés o la ansiedad también pueden desencadenar la aparición de un brote de dermatitis atópica.
Aunque puede aparecer a cualquier edad, por lo general la dermatitis atópica comienza en la infancia y suele ser crónica. Los síntomas pueden ser graves y afectar a la calidad de vida de las personas que padecen la enfermedad. Sin embargo, con el tratamiento y cuidados de la piel adecuados pueden mantenerse los síntomas bajo control.
¿Cuáles son los síntomas de la dermatitis atópica?
Los síntomas característicos de esta enfermedad son:
- Sequedad extrema de la piel.
- Inflamación.
- Enrojecimiento
- Picazón.
- Descamación.
- Exudado o aparición de secreción sobre el eccema.
Los síntomas de la dermatitis atópica pueden manifestarse en distintas partes del cuerpo y en la mayoría de los casos cursa con brotes o momentos en los que la enfermedad empeora y épocas en las que remite y la piel mejora o incluso los síntomas desaparecen por completo.
Cuidado de la piel en la dermatitis atópica
Es complicado prevenir la aparición de la dermatitis, pero si es posible reducir los síntomas y espaciar la frecuencia de los brotes mediante el cuidado diario de la piel.
Para ello es importante:
- Seleccionar productos de higiene y baño específicos para el cuidado de la piel atópica. En la farmacia disponemos de limpiadores sin jabón adecuados para la higiene diaria de la piel atópica.
- Evitar la sequedad cutánea aplicando cremas y lociones emolientes adecuados para la piel atópica.
- Tras el baño secar la piel con una toalla de algodón dando pequeños golpecitos y sin frotar para evitar la irritación.
- Usar ropa de algodón, lino o fibras naturales y preferiblemente no ajustada.
- Seleccionar cuidadosamente los productos cosméticos y maquillajes, que sean libres de alérgenos, sin perfumes y con el mínimo de ingredientes para evitar que produzcan reacciones en la piel.
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