Durante los meses de verano nuestra piel puede sufrir daños debido a diversos factores. El sol no es el único enemigo de la piel durante la temporada estival, otros elementos como el cloro, el salitre, el sudor o una mala alimentación también pueden hacer que nuestra piel esté más reseca o estropeada durante estos meses.
Para tener una piel saludable debemos cuidarla y protegerla de determinados agentes externos. Entre los principales factores que pueden dañar la piel en verano se encuentran:
- El sol y las quemaduras solares. La radiación ultravioleta del sol es el principal enemigo de nuestra piel. Una exposición excesiva e incontrolada puede causar un gran daño a nuestra piel. Además de las quemaduras solares, la radiación solar favorece la aparición de manchas y arrugas y es el principal factor de riesgo para el desarrollo del cáncer de piel. En verano es fundamental que protejamos nuestra piel del sol. Para ello es clave utilizar un protector solar de amplio espectro, es decir que proteja frente a los distintos tipos de radiación (UVA, UVB, IR y luz azul) y que sea adecuado a nuestro fototipo de piel. En nuestra farmacia podemos asesorarte sobre los diferentes tipos de fotoprotectores y el más adecuado para tu piel.
- Cloro y salitre. Ambos elementos son irritantes para nuestra piel. Lo conveniente es que después del baño en piscina o en el mar retiremos el cloro o la sal mediante una ducha. Al final del día, también es aconsejable que apliquemos sobre la piel una crema hidratante refrescante que calme e hidrate la piel después de la exposición solar.
- Picaduras de mosquito. En algunas zonas, los temidos mosquitos son los protagonistas del verano. Para evitar las picaduras de los mosquitos puedes encontrar en la farmacia repelentes de insectos en distinto formato (spray, rollon, etc.) o pulseras repelentes de mosquitos.
- Duchas frecuentes. En verano, debido al calor, nos duchamos con mayor frecuencia que en otras épocas del año. Esto puede resecar e irritar nuestra piel. Es recomendable que no pasemos demasiado tiempo bajo la ducha, que el agua no esté muy caliente y que utilicemos jabones adecuados. Si nos duchamos con frecuencia es mejor que sea solo con agua y usar el jabón únicamente una vez al día.
- Una mala alimentación. En verano solemos alterar más nuestras rutinas de alimentación. La dieta influye en la salud en general y también en el estado de nuestra piel. Una mala alimentación puede provocar que la piel esté deshidratada y favorecer la aparición de signos de envejecimiento como líneas de expresión, ojeras o falta de luminosidad.
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